Aislamiento y aerotermia, claves para el CEE
1 de June de 2022
La mejora de la eficiencia energética de las viviendas no sólo representa un compromiso de sostenibilidad y de responsabilidad medioambiental, sino que también aporta una ventaja competitiva en el mercado inmobiliario.
Teniendo en cuenta que el 81% del parque de viviendas en España presenta una etiqueta E o inferior, desde el punto de vista del gasto energético, no invertir en la mejora de la eficiencia energética en estas viviendas supone un derroche de 32.000 millones de € al año, y hay que recordar que esta inversión se amortizaría en menos de 5 años. Estas son dos de las principales conclusiones del informe ‘Eficiencia energética y su impacto económico en la vivienda’ presentado hace unos días por la gestora Colliers y la empresa especializada en proyectos de descarbonización y eficiencia energética, Balantia.
¿Qué es el Certificado de Eficiencia Energética? Es un sello que determina el grado de eficiencia de una vivienda o edificio, a la hora de consumir energía y emitir CO2, en comparación con un edificio modelo. El programa más extendido y aprobado por el Ministerio para la Transición Ecológica para la realización de estos certificados es el CE3X.
La letra final del certificado de una vivienda la marca la escala aplicada de emisiones y consumos que depende de la zona climática donde esté ubicado el edificio o vivienda analizada, así como su tipología. Este hecho puede implicar que dos viviendas ubicadas en edificios tipo bloque, con las mismas emisiones, puedan tener letras de certificado diferentes dependiendo del municipio donde estén ubicados.
Principales medidas: Teniendo en cuenta que las herramientas utilizadas para la certificación energética de las viviendas valoran la demanda de calefacción, refrigeración y agua caliente sanitaria (ACS), para mejorar el certificado energético de una vivienda es necesario reducir la demanda de fuentes de energía no renovables. Esta reducción se puede realizar mediante una mejora de la envolvente (insuflado o SATE) y una mejora de las instalaciones (implementación de aerotermia para ACS y/o calefacción y termo atmosférico para ACS).
En el marco del estudio realizado, se han analizado tres tipologías de medidas que impactan directamente sobre estas demandas, para determinar las inversiones mínimas a realizar según el certificado vigente y la mejora que se pretende conseguir. Las medidas son:
1. Aislamiento insuflado. Inyección de aislamiento a granel en las cámaras de aire cerradas, de fachadas o falsos techos, distribuyéndose el material aislante de forma compacta y sin fisuras, que por una parte aísla y por otra, impide la circulación de aire hacia el interior de la vivienda.
2. Aislamiento SATE. Aislante térmico que se coloca en la parte exterior del edificio, concretamente en la fachada. Se aplica a través de la colocación de planchas de distintos materiales y grosores que actúan como el aislante definitivo.
3. Aerotermia (Bomba de calor). Equipos para la generación de calefacción, refrigeración y/o ACS que utilizan ciclos termodinámicos para intercambiar energía entre dos medios, la estancia de una vivienda y el aire exterior de la misma.
Fuente: El Diario Montañés, a 1 de junio de 2022